Dos monjes budistas iban viajando juntos y tenían que atravesar un río caudaloso, en la orilla estaba una mujer que les pidió porfavor que le ayudaran a cruzar, pues ella no podía hacerlo por sí sola.
Uno de los monjes, obedeciendo las reglas de su Orden que prohibía a los monjes hablar o tocar a cualquier mujer, la ignoró y atravesó el río.
El otro monje se compadeció de la mujer, la cargó en brazos y la llevó al otro lado del río, donde se despidió de ella y luego los dos monjes continuaron su viaje.
Durante el camino el monje que cumplió las reglas iba enfadado, recordando lo que había hecho su compañero.
Tras muchas horas de viaje y muchos kilómetros recorridos el primer monje seguía pensando en lo ocurrido y cuando no aguantó más su enojo, le reclamó a su compañero por haber desobedecido las reglas, por arriesgarse a ser expulsado, por haber deshonrado a su congregación.
El segundo monje le respondió:
«Yo dejé a esa mujer a la orilla del río, tu por qué sigues cargando con ella?»
Y es que a veces querid@s amigos se siguen cargando enfados, iras, problemas, cuando deberíamos dejarlas por el camino… lo pasado, pasado está. Debemos avanzar en el camino y vivir en el presente. En el aquí y ahora, dejando atrás todo aquello que daña o que nos impide evolucionar. Vivamos en el amor y no en el rencor y odio.
3 comentarios
Conchi · 19/11/2011 a las 23:59
Me encanto y he vuelto a leerlo y me sigue encantando. El amor tiene que ser así. Gracias corazón.
Galina · 14/06/2012 a las 9:22
jujuuuuu ahora q vivo a la vera de los ríos, riencuentro montón de cuarzos q voy riecogiendo… y sabes? pesan en la mochila y entonces pienso: «no son malas cargas, cada uno riepresenta a las personas q conmigo viajan en el corazón». Algo tá cambiandooooooo. Besossssssss
jaime carpinteyro · 21/02/2014 a las 3:00
agradesco el que alguien pusiera este relato en face y aun cuando ya lo conocia sigue siendo magnifico bajar a la señora